viernes, 6 de mayo de 2016
SABEMOS POR QUÉ DIOS TIENE UN LIBRO DE NÚMEROS
Cada día unas 3.000 personas entran en las Páginas DCI. No todo el mundo se queda mucho tiempo, pero lo cierto es que alrededor de 90.000 visitantes silenciosos echan un vistazo cada mes a las 250.000 diferentes páginas, sobre todo en español, portugués y, en tercer lugar, inglés. En abril tuvimos al menos un visitante de cada país del mundo, con las únicas excepciones de Bahréin y Jersey, sobre todo desde los EEUU, Reino Unido, Alemania, Rusia, México, Brasil y China.
Google dirige a la mayoría de ellos hacia nosotros y nos asegura que otro millón de personas han visto en sus páginas las historias de El Cuentista que contamos. El número de nuestros lectores en Facebook se ha multiplicado por diez desde Navidad y los de Twitter ni lo sabemos.
¿Son importantes estos números?
Por sí solos probablemente no y los ignoramos, hasta que de repente, en medio del silencioso ajetreo de la semana, te escribe un Juan, en la devastada Sudan del Sur, quien dice haber estado dos años intentando darnos las gracias por todo el material gratuito, sin conseguir conectarse. De Eduardo, que desde Kenia pide poder utilizar la Escuela de Misiones para enseñar a pastores rurales y quiere abrir un Banco para los Pobres. Victor, quien en Nigeria vive la realidad de las atrocidades de Boko Haram, envió fotos de la primera graduación de estudiantes de su Escuela de Misiones. El miércoles, un chico homosexual muy pobre de Indonesia, que no había encontrado a nadie en el mundo entero para preguntarle a cerca de seguir a Jesús, así que escribió un e-mail a Peter, de la Línea de Apoyo DCI, y recibió una inmediata y amable respuesta que puede un día salvarle la vida ahora y eternamente.
Así que ahora sabemos por qué Dios tiene su propio libro de Números. No solamente es un contable meticuloso, sino que sabe que detrás de cada número, hay un nombre, una cara, un corazón, una esperanza, un alma y una historia que él desea escuchar y en ella entrar.
A todos aquellos que hacen posible que estemos en la Calle Mayor del mundo y estar allí atentos cuando de vez en cuando el silencio se rompe, nuestras más sinceras gracias.
Les y Pilar.
© Esta imágen libre de derechos fue suplida por Creative Commons y Flickr: Rubiks Sudoko por Pablo Fernandez.
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