domingo, 10 de abril de 2016

EL DRAMA SUPREMO EN LA CORTE DE JUSTICIA


El camino a cualquier celda de los condenados es largo, tortuoso y sigue un proceso legal de acusación, examinación, condenación y eliminación. Todos tenemos nuestra propia celda. Nuestra mente nos intimida, también lo hacen las personas, y no sin razón es el diablo conocido como el acusador. Descarta todas estas voces, excepto cuando es la palabra de Dios que señala con el dedo. Y cuando pasa esto, nosotros, los acusados, bajo examen, enfrentamos inevitablemente la condena. Mejor no pensar en lo que viene después sobre todo porque cuando el juez es el Dios del antiguo testamento un hombre condenado tiene mucho que temer. Ninguna corte en una novela de John Grisham  transmite un drama mayor que la vista de Jesús entrando inesperadamente a la corte con grandes zancadas y diciendo al juez: "Voy a pedirle que me de esta sentencia de muerte. Voy a pagar por su mala acción y tomar su lugar. Lo amo tanto." En un tenso silencio con jadeos alrededor, Jesús es llevado fuera, la justicia es satisfecha, Dios se aplaca, y tú y yo, el acusado, el culpable, lo sabemos - nos retiramos salvados y en agradecimiento cambiamos nuestras formas de vivir y adorar. Este es el evangelio: es sencillo, es sobrenatural y es centrado en Jesús. Mira hacia arriba, da gracias y hacerte dueño de la historia.

© Esta imágen libre de derechos fue suplida por Creative Commons y Flickr: Courtroom by Al The Webmaster.

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